La “Conferencia de Madrid sobre el Cambio Climático” (COP25) está estos días celebrándose en Madrid. La conferencia reúne a los principales actores mundiales, expertos en cambio climático. Científicos, políticos, organizaciones, activistas, sociedad civil, representantes de los pueblos originarios, etc.… se dan cita en esta cumbre del clima.
(Fuente: www.un.org/es/climatechange/ )
Coincide esta conferencia con la publicación de nuevos datos científicos internacionales, acerca del estado del clima en el planeta y de los efectos que el cambio climático ya está produciendo en grandes regiones de la tierra. Los datos son alarmantes, las previsiones de 2015 (Cumbre de París 2015) no se están cumpliendo por decisiones unilaterales de algunos países altamente contaminantes. Otros países firmantes, no han hecho lo suficiente para alcanzar los objetivos previstos. Queda aún mucho por hacer y algunos países como EEUU, China, Brasil o India están tomando una actitud negacionista y obstruccionista con respecto a sus responsabilidades conforme a los criterios marcados para estos países en Paris 2015.
La realidad, según informes de la ONU, el Ártico prácticamente está quedándose sin glaciares, los niveles del mar en el litoral están subiendo, los arrecifes de coral están desapareciendo de muchas zonas y el impacto del cambio climático sobre la salud humana (fuentes de OMS) está causando patologías relacionadas con la contaminación ambiental, las olas de calor y los riesgos en cuanto a la salud alimentaria.
Los efectos negativos afectan seriamente a la economía, tanto de cada país afectado, como a la economía global. En países donde el sector productivo o primario (Agricultura, ganadería, pesca) es básico para sus economías, es donde los efectos negativos se muestran con mayor dureza: el aumento de temperatura, la subida del nivel del mar, las inundaciones, las sequias prolongadas, hacen perder cosechas enteras de manera consecutiva.
Estos fenómenos tienen un efecto demoledor sobre estas economías y sociedades. Muchos, se ven obligados a migrar a lugares mas habitables y a buscar alternativas viables. Estas situaciones generan revueltas, revoluciones, golpes de estado, formación de dictaduras o estados autoritarios… en ocasiones, como ocurrió por ejemplo en Somalia o Libia, dieron lugar a estados fallidos y al auge de la piratería o de los denominados “señores de la guerra”. Estos fenómenos provocan también oleadas de refugiados hacia zonas seguras. La pérdida de cosechas, las muertes masivas de ganado, las hambrunas, las enfermedades, los flujos migratorios y los conflictos están relacionados directamente con los efectos negativos provocados por el cambio climático.
Los países industrializados y aquellos otros cuyas economías son mas fuertes, pueden afrontar con mayor determinación los efectos negativos provocados por el cambio climático, a través de políticas medioambientales y lucha contra el cambio climático. Por tanto, actuar sobre los sistemas políticos, económicos, sociales y culturales es una buena forma de luchar de manera mas eficiente contra el cambio climático.
Los análisis científicos más actuales nos indican que si conseguimos reducir las emisiones de carbono a la atmósfera de aquí a 12 años (2919-2030) y frenar el aumento de la temperatura media anual por debajo de los 2ºC, habremos conseguido llegar a niveles preindustriales, a partir de lo cual se podrá actuar de manera más previsible y sostenible.
Para alcanzar estos niveles es preciso una acción global, liderada por la ONU, para que cada país implemente en su terreno medidas y políticas dirigidas hacia ese objetivo mundial. En la cumbre de 2019, habida cuenta de los incumplimientos por parte de los países mas contaminantes del planeta, se requiere mayor implicación de actores sociales, corporativos, societarios, políticos e institucionales en el logro de poner en marcha planes concretos y sobre todo realistas, que puedan ser una realidad y que no quede como una declaración institucional sobre el papel. Los retos son reales y su cumplimiento deben serlo también. En 2050 se espera la eliminación completa de las emisiones de gases de efecto invernadero: Dióxido de carbono, metano y óxido de nitrógeno.
Los expertos de la ONU argumentan que para que estos objetivos sean reales se debe afrontar un gran reto: la transformación completa de las economías siguiendo los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS, establecidos en las conclusiones de la cumbre de Paris de 2015). Es aquí donde surgen los conflictos entre los países altamente contaminantes y los que sufren dicha contaminación.
Los contaminantes son países que dependen totalmente de la energía fósil o no renovable, a ellos les cuesta mas realizar un proceso de transformación de todos sus sistemas productivos. Y su economía.
Los países que más sufren por la acción de las potencias contaminantes son precisamente los que menos contaminan, porque están menos industrializados. Muchos de sus lideres han alertado de este fenómeno. ¿Por qué tienen ellos que pagar los platos rotos por las potencias contaminantes? ¿Porque ellos tienen que sufrir las consecuencias negativas de la acción de los países industrializados?
Esta situación genera fuertes tensiones entre países del hemisferio norte (los más industrializados y los que más emiten gases de efecto invernadero) y los del hemisferio sur (los que tienen economías y sistemas políticos más debilitados, pero también son los que menos contaminan).
La ONU pone el acento en la realidad de las fuertes desigualdades económicas entre el norte y el sur del planeta. Por ello apuesta por un cambio de rumbo global. Debemos pasar de políticas locales desconectadas, a políticas globales interconectadas. Debemos pensar las cosas globalmente, y actuar en consecuencia localmente siguiendo las directrices marcadas por los ODS de la ONU. Este es el gran reto. Para muchos supone la emergencia de un nuevo orden mundial, al que algunos han denominado “Green New Deal”. Un nuevo “contrato social” que una a la sociedad civil, a los países y organizaciones de la ONU en un mismo objetivo mundial transversal.
Para los países escépticos el coste de transformar sus economías, por tanto, su sistema productivo, comercial y financiero, es mayor que mantener el sistema actual. En una visión economicista de la situación, la lucha contra el cambio climático supone una merma de su riqueza patrimonial y por tanto una acción temeraria. Tienen miedo al colapso de sus economías si no logran rentabilizar la operación desde el punto de vista económico. Para ellos pagar para poder seguir contaminando es la opción más económica, preferida y prioritaria.
Los estudios hechos por los seguidores del Green New Deal estiman que, si bien la inversión a corto plazo para la transformación de las estructuras es alta, la rentabilidad a medio y largo plazo será mas alta en comparación con la que se puede obtener con el modelo contaminante. No sólo van a ahorrar costes de producción; sino que también van a ganar mucho mas dinero que en la actualidad.
En España, por ejemplo, el petróleo y derivados que se consumen son importados al 100% desde los países productores. España no tiene petróleo en su subsuelo. Imagínense cuanto ahorrará el país si se reduce a cero la compra de petróleo. Imagínense cuanto dinero disponible para financiar un estado del bienestar justo y viable. Si a ello añadimos el uso creciente de energía renovable (solar, eólica, biomasa, mareas…) la economía española crecería casi al doble o incluso al triple de lo que hoy crece.
En países de nuestro entorno donde ya tienen muy avanzada la agenda de transformación de las estructuras, ya están ganando dinero al usar en exclusivo energías renovables, lo que les está permitiendo reducir de manera significativa sus deudas y déficits.
El uso de energía renovable favorece a la empresa, dado que accionistas, trabajadores y consumidores saldrán beneficiados en sus transacciones. Con un sistema renovable, la calidad de vida, las condiciones laborales y las ciudades o pueblos mejorarán sustancialmente y de manera sostenible y responsable.
Por otra parte, el desarrollo de la tecnología y de las ingenierías están dando lugar a una nueva revolución industrial que se presenta como respetuosa con el medio ambiente y que lucha contra el cambio climático. Todavía queda mucho por hacer en cuanto a la fabricación de elementos de esta tecnología y también en la generación de energía renovable para ponerla en marcha. Pero en la mayor parte de los casos, este cambio ya está empezando a ser una realidad. Vamos por buen camino. Las empresas fabricantes comienzan a ser conscientes del cambio generado en los consumidores y en la necesidad de ser corresponsables con los ODS, incorporándolos como un criterio más de calidad empresarial.
La concienciación social está generando un consumo más responsable acordes con los criterios ODS y ello se traduce en exigencia en la calidad de los productos y en la forma de producir los productos de uso cotidiano y en el terreno alimentario. Un consumidor concienciado prioriza aquellos productos conformes a criterios ODS, antes que aquellos que incumplen estos criterios. Esto tiene efecto directo sobre las empresas que los fabrican y/o comercializan. Una empresa que desee ganar dinero o alcanzar cotas de prestigio entre los consumidores, se verá obligada a hacer cambios estructurales para no perder la cuota de mercado o para no ver como desciende el valor de las acciones de su empresa en bolsa.
Concienciar a la gente es importante, es tarea de todos los que aun queremos vivir en nuestro planeta y no queremos ver como se destruye por el egoísmo o ambición de unos pocos negacionistas. Somos mas los que si estamos de acuerdo con los criterios ODS. Somos mas los que queremos que el mundo cambie para bien, para el bien de todos los habitantes de la tierra, para el bien de todas las especies animales y vegetales.
Es una oportunidad para el cambio hacia una nueva forma de vida, de construir nuestras sociedades, de generar gobiernos responsables, de promocionar una economía verde que permita la vida en el planeta, de mejorar las condiciones laborales y sociales de los trabajadores, de tener una mejor alimentación y aires mas sanos que los que respiramos.
Es tarea de todos los ciudadanos y ciudadanas del mundo hacerlo posible. Aquellos que niegan la realidad y lo que es evidente, acabarán dándose cuenta de que su camino no conduce a ninguna parte y que al final serán ellos los que salgan mas perjudicados. Debemos abrirles los ojos de manera pacifica e incorporarlos a este nuevo “contrato social” al que muchos ya denominan Green New Deal.
El grito de niños y adolescentes en esta cumbre de 2019 ha resonado mas que en ninguna otra cumbre. Si los adultos no somos capaces de conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, entonces los niños y adolescentes sufrirán de adultos las consecuencias de nuestra irresponsabilidad. Su grito, el grito desesperado de la mediática líder juvenil Greta Thunberg (Fridays for Future) y de otros muchos líderes juveniles, es de alerta ante lo que ya está ocurriendo y al mismo tiempo un duro reproche ante la irresponsabilidad de los adultos, especialmente de aquellos que no quieren hacer nada o que incluso boicotean cualquier acción a favor de los ODS.
Si unos pocos pasan del mundo, somos muchos mas los que nos ocupamos de salvarlo. Animo a los participantes de la COP25 y a todos los concienciados en salvar el planeta que no nos rindamos ante la evidencia, no tenemos un Planeta B al que acudir cuando muera el nuestro. O hacemos algo ya o será demasiado tarde. ¡¡¡Adelante !!!, un mundo mejor es posible.